Andrés Avelino Costas: gran periodista y parlamentario cruceño
Un día como hoy, 10 de noviembre de 1875, nació Andrés Avelino Costas, un gran dignatario eclesiástico, parlamentario y periodista cruceño. Por este motivo, a continuación, reproducimos un artículo que rememora su vida y obra.
Fuente: Hernando Sanabria Fernández, Cruceños notables. Librería Editorial “Juventud”. La Paz, 1991. Pp 43-44.
Nació el 10 de noviembre de 1875, hijo del cónsul argentino en Santa Cruz don Ángel Costas, en doña Simona Tarabillo. Estudió humanidades en el recién fundado Colegio Seminario de Mons. Santiestevan, egresando como bachiller en letras el año 1892. Sus progenitores, gente acaudalada, y con valiosas relaciones en la Argentina querían dedicarle al comercio o bien a las profesiones liberales. Pero él, sintiendo la vocación del sacerdocio, ingresó al seminario mayor para cursar los estudios facultativos de teología. Habiendo recibido sucesivamente las órdenes menores y mayores de la carrera, recibió la del sacerdote, en 1899, juntamente con Daniel Rivero y Rivero que sería más tarde obispo diocesano y Arzobispo de Sucre.
Su primer destino eclesiástico fue el de servir como párroco de la iglesia del Sagrario, por entonces la más importante de la capital. Sirvió después en la curia diocesana como maestro de ceremonia de la catedral.
Durante esos años se dedicó a la actividad del periodismo. Redactó y dirigió “La Abeja”, un tabloide que combatió la viciosa y nefasta contratación de peones para la explotación de la goma en el Beni.
Consagrado el penitenciario Manuel José Peña como Obispo de La Paz en 1912, se constituyó con él en aquella ciudad desempeñándose como secretario y “familiar”. En 1915 fue designado prebendado del coro catedralicio y, seguidamente, juez eclesiástico.
Un incidente que tuvo con un ministro del gabinete del presidente Montes por cuestiones de fuero eclesiástico le obligó a dejar la prebenda y cambiar de residencia. Había ganado nombradía como orador sagrado, experto en cánones y hombre de intensa vida social. De regreso a la ciudad de nacimiento entró de nuevo en las faenas del periodismo y de la acción social.
En 1920 fue elegido diputado, y en calidad de tal concurrió a la Convención Nacional de 1921 y a los congresos ordinarios de ese año y de 1922.
A mediados de esa década fundó y dirigió durante años el periódico “La Unión” y luego “El Diario Popular“. Animoso y combativo como era, sostuvo en estos voceros enconadas campañas contra la inmoralidad, la irreligiosidad y la intemperancia política. Por los mismos años fue designado canónigo del coro catedralicio, pasando luego a la dignidad de deán. El pontificado romano le acordó los honores de Prelado Doméstico de Su Santidad y más tarde Protonotario Apostólico.
Era poseedor de una viva inteligencia y llegó a adquirir una vasta cultura. Habiendo heredado de sus padres cuantiosa fortuna empleó ésta en obras de bien y creaciones filantrópicas, tales como el Hogar de Ancianos. Cedió inmuebles de su propiedad para instituciones pías y cívicas como la comunidad de “Misioneras de la Iglesia” y la Federación de Beneméritos del Chaco.
Murió en esta ciudad en noviembre de 1965.