Fundación de la Inmaculada Concepción de la Virgen María de Portachuelo, 1770
Fundación de la Inmaculada Concepción de la Virgen María de Portachuelo, 1770[1]
Un día como hoy, 8 de diciembre de 1770, se fundó el pueblo de Portachuelo, ubicado en la provincia Sara del departamento de Santa Cruz. Por este motivo, a continuación, transcribimos el siguiente fragmento del libro de Bismark Cuéllar, Historia de Santa Cruz, tomo I: periodo prehistórico colonial: desde el origen del hombre hasta el año 1825. 1ª Edición, 2015. Págs. 814-817. Las negritas son nuestras.
Al polémico obispo Francisco Ramón de Herboso el destino le deparaba sorpresas, esta vez satisfactorias, ya que de su puño, letra y firma emerge la autorización para la fundación del pueblo de la Inmaculada Concepción de la Virgen María de Portachuelo. En el año de 1708 el fray Santiago del Rivero, juntando a nativos de diversas tribus, había fundado la misión de San Juan Bautista de Porongo la que oficialmente fue reconocida en 1714. Poco a poco la noticia de la existencia de la misión se expandió entre las tribus asentadas al norte y al sur de la misma, llegando a oídos de los yurakarés y chanés que se ubicaban en la zona que hoy se conoce como Portachuelo, Buenavista, San Carlos y Yapacaní, por lo que algunos de esos nativos se animaron a dejar su vida salvaje y se unieron a la misión de San Juan Bautista de Porongo.
El fray Rivero, en una de sus comunicaciones a su superior informa que estaba recibiendo nativos llegados del norte y solicitó autorización para poder ir a visitar a dichos nativos, con la finalidad de convertirlos y traerlos a la misión, autorización que le fue negada porque no se conocía el espíritu de los salvajes y porque se requería de la atención total del fray Rivero en la misión de San Juan Bautista.
Asimismo, en dicha zona norteña, en el año de 1723 se asienta definitivamente la misión de los Santos Desposorios de José y María de Buenavista, hoy municipio de Buenavista. Tal como sabemos, esta misión se funda en la zona de la Enconada de Cotoca y en sus diversos traslados pasa por Azuzaqui, después por la misión de Bibosi (hoy Saavedra) y luego a Palometas, hasta que llega a donde hoy se encuentra.
Este dato nos demuestra que por el territorio de lo que hoy es Portachuelo, en el año de 1723 había sido transitado por los padres jesuitas en busca de un buen lugar para refugiarse. Pasados más de 40 años, el padre Díaz en compañía del padre Esteban Arroyo, con 300 nativos chiriguanos funda, el 27 de enero de 1767 la misión de Santa Rosa de Sarah, hoy con el mismo nombre.
El camino natural que existía para llegar a la misión de Buenavista eran dos, uno que fue el utilizado por el padre José de las Casas para trasladar la misión de Buenavista desde Cotoca, pasando por Azusaquí y la misión de Bibosi y otro que partía desde la misión de Porongo, siguiendo el curso del río Guendá o Las Conchas y llegando a Caranda se bifurcaba, uno conducía a la misión de Santa Rosa y el otro a la misión de Buenavista. Con el paso del tiempo se hizo necesario contar con una población intermedia que sirviera de base entre ambas, ya que las distancias eran muy largas y demasiado penosas las travesías.
Así fue como el obispo de Santa Cruz de la Sierra, don Francisco Ramón de Herboso y Figueroa, solicita autorización para el asentamiento de una ciudad equidistante entre las misiones de Buenavista y Santa Rosa, obteniendo la autorización mediante Real Cédula del 1 de junio de 1765.
Una vez con la autorización en la mano, el obispo solicita a don Alonso Berdugo, por aquel entonces gobernador de Santa Cruz de la Sierra, que una facción del ejército acompañe a un religioso para hacer una inspección por esa zona y determine un lugar equidistante para fundar un punto de descanso.
El gobernador Alonso Berdugo, quien se encontraba luchando contra la invasión de los portugueses en la zona de lo que hoy es Beni, no le podía proporcionar muchos soldados. ya que todos estaban ocupados reprimiendo al invasor, pero le asigna 7 soldados españoles para que acompañen al religioso en su incursión al Sarah y cumplan lo solicitado por el obispo Herboso.
Una vez hubo partido la comitiva, a mediados del mes de octubre del 1765 llegan hasta la misión de Santa Rosa, donde solicitan algunos nativos para que sirvan de guías y de mano de obra. A los dos días, llegan a un paraje abierto, frondoso y bañado por riachuelos de agua fresca, donde se ubicaban algunas haciendas de colonos españoles, criollos y mestizos que se habían asentado en el lugar para producir.
La zona era muy quieta y hermosa, y sus ríos aparentemente podrían ser navegables y podrían comunicarse con Santa Cruz de la Sierra, por lo que deciden fundar un puerto en dicho río, a los que los indígenas llamaron Portachuelo que significa Puerto Chico, que más tarde ser convertiría en la capital de la provincia Sara. Luego de determinado el lugar ideal, se procedió a la edificación de algunas casas rústicas donde vivían los enviados y los nativos.
A finales del año 1766, el gobernador Alonso Berdugo entrega el cargo a su sucesor don Luis Álvarez de Nava, quien instruye la construcción de una capilla en el puerto denominado Portachuelo. Para la realización de la obra fueron nombrados por el gobernador Álvarez de Nava, en calidad de Jueces Encomendados, el sargento mayor don Diego Bazán y el capitán Francisco Javier Baca.
Por la premura con que se requería la obra, esta se construyó con materiales rústicos y techo de palma. Cabe hacer notar que en esta tarea no se encontraba el padre Juan Felipe de Vargas, quien figura en la historia como fundador del pueblo, ya que el en ese momento y hasta octubre de 1767, oficiaba de asistente de cura en la misión de San Juan Bautista de Porongo, y a partir de noviembre de 1767 hasta noviembre del 1770 oficiaba de asistente del padre Juan Gutiérrez en la misión de Santa Rosa de Sarah.
Los primeros días del mes de octubre de 1769, el obispo Herboso convoca a una reunión a los pocos vecinos que ya se encontraban asentados en las inmediaciones de Portachuelo, para designar determinar el lugar definitivo para asentar la misión y capilla. El lugar escogido fue un paraje un poco más alejado del río, en un plano hermoso y arbolado. Al estar el sitio ocupado por hacendados, estos deben retirar su ganado hacia otro lugar para dar espacio a la construcción de la capilla y nueva población. Luego el obispo Herboso designó un sacerdote para que se haga cargo de la nueva capilla, de quien no se conoce el nombre, que tan solo soportó un año en la labor y se marchó.
Por ello y debido a que no se podía dejar la capilla sin cura y el asentamiento en construcción sin un guía, el obispo Herboso convoca a los vivientes de la zona de Portachuelo a una reunión para elegir el sacerdote para el nuevo pueblo. En dicha reunión, llevada a cabo en la Catedral de Santa Cruz de la Sierra, los feligreses y otros curas coincidieron en nombrar al padre Juan Felipe de Vargas para que se haga cargo de la capilla. Una vez se comunicó la decisión al padre Juan Felipe de Vargas, este se opuso e interpuso una serie de alegatos para no dejar los diez años de trabajo que llevaba en la misión de Juan Bautista de Porongo y en Santa Rosa de Sarah, pero pese a sus alegatos y excusas, terminó aceptando la misión de ser el guía espiritual de Portachuelo.
El nuevo sacerdote asume el cargo a los pocos días de iniciado el mes de noviembre y al ver la pobreza de la casa donde se llevaba a cabo el oficio religioso, apuró las obras de la capilla para que se concluyeran en la fecha de la Santa Patrona.
La construcción se terminó para la fecha prevista y así, el 8 de diciembre del año de 1770 se estrena la capilla que, al mismo tiempo, es erigida como vice parroquia bajo el nombre de Inmaculada Concepción de la Virgen María de Portachuelo, fecha que se considera como la de fundación del pueblo.
A tan importante acto asistió el cura de Buenavista, el padre Mariano Andrade, quien llegó con música, bailes y procesión desde su misión. El 20 de noviembre del mismo año de 1770, el obispo Herboso delimita la jurisdicción de la Vice-parroquia, fijando los siguientes puntos (textual):
De norte a sur comprende desde el río de Don Jorge hasta el de Jorés, quedando comprendido el Cedro y, de oriente a Poniente desde la estancia llamada Guendá que hoy posee don Fernando Méndez hasta La Víbora, Naicó[2].
Llegado los años de la república, fue destinado al lugar el presbítero cura José Ramón Mercado, quien en un informe indica que fue encomendado para servir en la capilla de Portachuelo, oficio que desempeñó por catorce años, en los cuales construyó tres habitaciones más en la capilla, además de hacer dorar el altar mayor de la capilla del colegio, la cual hizo enladrillar y ponerle escaños, catedra y cuatro santos doctores. Esta iglesia fue elevada al rango de parroquia el 8 de diciembre de 1831.
En una segunda etapa de sus servicios, el cura Mercado declara haber sido seleccionado en un concurso para la construcción de la actual iglesia de Portachuelo, la que demoró once años hasta el 1909 cuando fue inaugurada. Además, se adornó, se hicieron tres altares y un santo sepulturero y se adelantó el pueblo, ya que solo había cinco casas y unas cuantas chozas cuando él llegó y fue creciendo desde 1840[3].
Mientras tanto, el gobernador don Luis Álvarez de Nava, al concluir con su amargo mandato, entregó el mando a su sucesor don Andrés Mestre el 12 de diciembre de 1771.
[1] El Archivo, por padre Adrián Melgar i Montaño. N° 6. Pág. 227-231. Tipografía La Industrial. Santa Cruz. Bolivia. 1936. Publica el informe dado por el padre Juan Felipe de Vargas sobre la erección de su parroquia, contenido en la publicación de fray Francisco Treu, sobre el tema.
Enciclopedia Histórica de Santa Cruz. Citada. Pág. 176-178.
[2] El Archivo, por padre Adrián Melgar i Montaño. N° 7. Pág. 277-278. Tipografía La Industrial. Santa Cruz. Bolivia. 1935. Copia de la publicación de fray Francisco Treu, sobre el tema.
[3] BAMHSC/20/Ener/1851 Fondo Melgar i Montaño, proporcionados por: Prof. Luis Enrrique Rivero, encargado del Archivo Histórico de Santa Cruz de la Sierra.